La recomendación para que una leña tenga un buen rendimiento es que tenga alrededor de un 20% de humedad. Esta característica por ejemplo, la cumple la leña de encina. Cuando la leña tiene poca humedad conseguirás un mejor encendido y poder calorífico. El fuego producido por este tipo de leña será cálido y radiante. Pero además, si el uso es para una estufa de leña, el hecho de que la leña tenga menos humedad, ayudará a que la estufa conserve un mejor estado y un excelente funcionamiento en el conducto de humos. Por tanto, ahorrarás en mantenimientos de estufas de leña.
Si la leña tiene humedad, por el contrario, si la estufa de leña es metálica, la evaporación del agua puede hacer que se oxiden las paredes de la estufa con mayor facilidad, se ensuciarán los conductos de humo y se acumulará más humo (ensuciando antes el vidrio de la estufa si ésta la tiene).
¿Cómo secar la leña húmeda?
Apilar la leña en un lugar donde sabemos que le puede tocar el sol o esté ventilado, que no dé el suelo y debe estar cubierta para que no le dé la lluvia.
¿Cómo sabemos si la leña está seca o húmeda?
- Por el ruido. Si chocamos dos tacos de leña y hace ruido es probable que la leña sea más seca.
- Si la leña presenta grietas también significa que está seca.